La etiqueta, carta de presentación del vino

Digamos que hace un tiempo, las etiquetas de los vinos eran sumamente simples y no aportaban sino la mínima información: la marca del producto, el tipo de vino (reserva, fino, blanco, tinto) y al pie, en un cuerpo tipográfico muy pequeño, datos de la bodega elaboradora y otros pocos datos.
En la actualidad esto ha cambiado con beneficio para el consumidor que quiere y debe ser informado. A parte de ofrecer mayor información, las bodegas cuidan celosamente su estética, que generalmente, es confiada a diseñadores gráficos especializados, pues al ser la etiqueta una suerte de carta de presentación del vino, es la primera imagen que recibe el consumidor.
Es lógico, entonces, que la elegancia sea buscada y lograda, pero también es importante que esa apariencia se conjugue con la realidad del vino. Lamentablemente, a veces ocurre que una bella fachada, no es mas que “escenografía”, solo sirve para atraer el consumidor una sola vez. El paladar no es tan fácil de seducir como la vista.
En este sentido es valido decir que una etiqueta, aunque haya sido vestida por un Christian Dior del packaging no puede disimular un vino de baja calidad, así como una bellísima encuadernación no puede salvar una literatura de vuelo muy bajo.
Cada vez mas los vinos agregan información tanto en la etiqueta como en la contraetiqueta, al dorso de la botella, en donde suele verse la localización en un pequeño mapa, la zona productora del vino y sus datos fundamentales: año de cosecha, características del suelo donde están implatandas las vides ( en algunos casos se indica hasta el nombre de las fincas e incluso cuarteles de las mismas).
Quizás el lector impaciente pensara que todo esto es algo excesivo y que lo realmente importante es el sabor del vino y lo demás es literatura o una forma sutil de publicidad. Coincidimos en que lo fundamental es el vino, pero lo demás esta vinculado a la cultura vinícola que, insistimos, sigue siendo fundamental para entender esa magia del vino a la cual hemos hecho referencia anteriormente.
La etiqueta debe consignar la región de producción, que, en lo posible, deberá estar dibujada en una contraetiqueta. De esta manera el consumidor comenzara a apreciar las diferencias que ofrecen las distintas regiones.
En la contraetiqueta se ha ido incorporando el lugar de origen de los viñedos, el tipo de cepa utilizada, el año de cosecha, el mes y año de embotellado, el tenor alcohólico, la temperatura que debe servirse, cualidades organolépticas y si tuvo crianza en barrica. Recordemos que cuanta mas información nos brinde la etiqueta, mejor.
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