Terruño, palabra mágica
En los últimos años hubo un concepto que fue cobrando cada vez más relevancia en el mapa vitivinícola del nuevo mundo: el terruño.
Inseparablemente ligado a la personalidad de los vinos, se llama terroir en Francia a la conjunción que se da entre el clima, el suelo, la situación geográfica, la variedad de la uva, y la intervención del viticultor en un sitio determinado; los cinco elementos fundamentales que conforman este concepto clave para entender el carácter de un vino.
El terruño alude a la unicidad que significa la interacción de una cepa que desarrolla sus frutos con las singularidades climáticas de una zona determinada, con una topografía y suelos determinados, y con ciertas prácticas agronómicas culturales ancestrales que hacen que ese vino sea imposible de repetir en cualquier otro sitio.
Los factores que conforman el terruño y determinan la calidad y el carácter de los tintos, blancos y espumantes son:
1. El suelo
La vid crece y se alimenta con distintos nutrientes del suelo, que según su composición dará frutos diferentes. Los suelos ideales para el desarrollo de los viñedos son los llamados “pobres”, con poca fertilidad, escasa materia orgánica y buen drenaje de agua.

2. El clima
La temperatura, las horas de insolación y las lluvias también inciden sobre el desarrollo de las plantas. Para alcanzar una buena madurez, la vid requiere un rango de temperatura mínima y máxima de entre 15 y 30° C.

3. Geografía y topografía
Las montañas, cerros, valles y demás accidentes geográficos y topográficos influyen en el estilo de los vinos que allí se elaboran ya que son capaces de modificar los efectos del clima

4. Los cepajes
Las cepas para vinificación pertenecen al género de las Vitis y a la especie viníferas. Estas le otorgan al vino tipicidad varietal y son claves para definir sus aromas, sabores y texturas.

5. El trabajo del hombre
A lo largo de los años, el trabajo humano en el viñedo puede fortalecer o destruir lo que la naturaleza entrega, ya que sus acciones tienen una influencia determinante en la calidad final de las uvas y de los vinos que con ellas se elaboran.
